En 2014, Pest —una fuerza inamovible dentro del black metal alemán— dejó tras de sí Buried, un epitafio tan implacable como inevitable. Parecía el cierre definitivo de una entidad nacida en 1997 y responsable de cuatro álbumes que marcaron la última década. Sin embargo, contra toda lógica, la banda emerge ahora desde las profundidades con un último y perturbador legado: Eternal Nightmares.
La muerte de Mrok, cofundador de Pest, en 2011, golpeó a la banda con un peso casi ritual. Una década después, fue precisamente esa ausencia la que volvió a encender la chispa creativa. En lugar de reemplazarlo, Scum decidió honrarlo dejando que Mrok regresara de la manera más fiel posible: recuperando y reanimando su batería original, un pulso que late como un eco espectral dentro del álbum. Sobre esa base resucitada se despliegan los riffs hipnóticos y ominosos de Scum y Atax, ahora reforzados por la afilada incorporación de Brandt. El resultado es un trabajo que parece preservado en el tiempo, pero corroído desde dentro: un retrato oscuro que no envejece, solo se vuelve más inquietante.
Las voces dementes de Mr. Blasphemy y Atax atraviesan la mezcla como cuchillas delgadas y frías, estremeciendo la piel mientras inducen un trance casi ceremonial. La tormenta de riffs —arrolladores, densos, llenos de una violencia espectral— genera una atmósfera que asfixia, envuelve y consume. Y la peculiar cadencia medieval que siempre distinguió a Pest, ya presente en su demo y primeros lanzamientos, resurge aquí con una madurez aún más siniestra. Eternal Nightmares consolida el linaje oscuro de la banda y actúa como un epitafio solemne… si es que deciden regresar a la tierra que los reclama.
Para Pest, innovar siempre ha significado retroceder hacia la raíz, hacia lo primario, hacia lo auténtico. Este nuevo álbum fue grabado y mezclado íntegramente por la banda en su propia sala de ensayo, exactamente como lo hicieron hace veinticinco años. No hay artificio, no hay luz, no hay concesiones: solo la esencia desnuda del caos.
Adéntrate en sus Eternal Nightmares… y deja que la oscuridad hable por sí misma.
Obsidian Flame of Thy Offering emerge como un ritual de fuego y sombras dentro del metal extremo marroquí. Un testamento sonoro donde la magnificencia sinfónica se funde con la furia implacable del black metal, atravesado por pasajes acústicos inquietantes, atmósferas densas y la crudeza emocional del post-black. No es solo un disco: es una herida abierta que respira tragedia, misantropía y autodestrucción, un altar donde la belleza y el caos se consumen mutuamente.
Un himno a la caída y al renacer en la oscuridad.
“Quémame una vez más… y me alzaré, coronado de ceniza, con odio en el aliento y espinas enroscadas en mis venas. De la agonía tallé mi trono, y cada cicatriz entona himnos a la ruina que alguna vez llamé salvación.”
Pagan Ulver surgió en julio de 2020 en Settat (Marruecos), entre sombras y tiempos de incertidumbre. Desde sus primeros pasos, la banda rechazó los moldes rígidos del género y, tras experimentar con distintas vertientes modernas del metal extremo, consolidó un sonido propio: un black metal melódico y sinfónico cargado de atmósferas grandiosas, narrativa trágica y emociones viscerales.
Su demo de 2023, Chaos Unfolds, marcó el punto de partida para su obra más ambiciosa, Obsidian Flame of Thy Offering, con la que pretenden expandir aún más sus horizontes sonoros y conceptuales. Ese mismo impulso creativo los llevó a conquistar en septiembre de 2024 el Festival Tremplin-L’Boulevard, convirtiéndose en la primera banda de black metal en la historia del evento en llevarse el primer premio. Su actuación fue descrita como demoledora, perfecta en ejecución y capaz de impresionar incluso a quienes jamás se habían acercado al metal extremo.
El eco de aquella victoria llegó a la prensa internacional: Metal Hammer destacó la visión artística del grupo, señalando a Pagan Ulver como un símbolo de que el futuro del metal también late con fuerza en África. Con entrevistas y reportajes que subrayan tanto sus retos como su determinación, la banda se ha ganado un espacio en la conversación global sobre el presente y el porvenir del género.
Fieles a la crudeza del black metal en lo visual —corpse paint y presencia escénica imponente—, Pagan Ulver busca elevar su estética en directo hacia un terreno aún más épico y dramático, en sintonía con la esencia de su música. Lo suyo no es repetir fórmulas: es romper fronteras y demostrar que la oscuridad del metal no entiende de geografías.
Con su debut en camino y una identidad ya forjada en fuego, Pagan Ulver no solo representa una nueva era para el metal marroquí, sino también una llamada de atención al mundo entero: la tormenta viene del sur, y no piensa pedir permiso.
El próximo 15 de octubre de 2025 se desatará Erevos, el debut de PENTHOS, una descarga letal de black metal que irrumpe como una maldición invocada desde las profundidades más negras. Nueve himnos de oscuridad absoluta dan forma a un álbum que no busca complacer, sino arder. Erevos no se explica: se impone.
Aunque nacido en Grecia y envuelto en los velos más oscuros de su mitología ancestral, Erevos escupe sobre el legado sonoro helénico. Aquí no hay espacio para la escuela de Necromantia o Rotting Christ. PENTHOS bebe del norte, del frío que quema y la crudeza que desgarra. Riffs afilados como puñales, melodías sombrías y estructuras que recuerdan al black finlandés más despiadado, mientras que las secciones lentas arrastran con el peso asfixiante de Carpathian Forest y Tulus.
Cada canción es un golpe, una invocación, una sentencia. Temas como “Dancing Dead” y “Thanatos” no dan tregua: alternan entre pasajes veloces que arrasan y momentos más densos que aplastan, creando un clima de violencia ritual donde no hay lugar para la esperanza.
Sin adornos ni pretensiones de originalidad vacía, Erevos ofrece más de 40 minutos de black metal honesto, despiadado y ejecutado con una precisión brutal.
Tras tres décadas de trayectoria en las sombras con la legendaria banda española de black metal OUIJA, MAP (guitarra/voz) une fuerzas en 2024 con Shogoth (bajo y guitarras; también en ERED y ESTERTOR) y Fosc (batería, sintetizadores y coros; miembro de LAFOSCA) para dar forma a PATH OF REDEMPTION.
La visión es rotunda: invocar el espíritu del black/death metal más crudo y atmosférico, siguiendo la estela de titanes como DISSECTION, NECROPHOBIC, NAGLFAR, DAWN, DARK FUNERAL y WATAIN.
Desde sus primeras notas, PATH OF REDEMPTION se alza como un portal a la oscuridad absoluta: una amalgama devastadora de riffs afilados como cuchillas, ambientes asfixiantes y una sección rítmica que golpea como una tormenta sin tregua. Su propuesta es clara: black/death metal sin concesiones, ejecutado con precisión quirúrgica y una intensidad abrasadora.
Este ritual sonoro se materializa en su primer EP, disponible CD limitado a 250 copias y en todas las plataformas digitales. Una llamada al abismo. Una redención a través del caos.
Esta segunda versión del álbum ha sido publicada con el propósito específico de incorporar la interpretación del guitarrista principal, Jesper Wartooth. Contiene la mezcla original realizada por Grim Den, anterior al proceso de masterización llevado a cabo en Icecore Audio (Oregón, EE. UU.). La versión inicial del álbum, que no incluye la pista de guitarra principal, está disponible en:diirecords.bandcamp.com/album/ov-history-and-death
A través de atmósferas densas y opresivas, esta obra sonora se sumerge sin concesiones en los aspectos más lúgubres de la experiencia humana. Letras empapadas de desesperanza y una instrumentación áspera dan forma a un recorrido donde la corrupción del cuerpo, la condena del alma y la indiferencia de la muerte se manifiestan como fuerzas inevitables. Cada composición actúa como un capítulo de un descenso progresivo hacia la desolación, estructurado con precisión para confrontar al oyente con la crudeza de una realidad sin redención.
El viaje inicia con "Putrido Ser", una oda a la degradación física, donde la carne se descompone como reflejo del alma enferma. Le sigue "Los Condenados", un corte que evoca la eternidad del castigo y la imposibilidad del perdón, entre lamentos rituales y riffs que arrastran como cadenas. En "Morgue", la muerte se presenta en su forma más clínica y fría: cuerpos sin nombre, el silencio estéril y la soledad final. Luego llega "Inclemencia", donde el destino se vuelve un ente hostil, imperturbable ante el sufrimiento humano. Finalmente, "Ennegrecido" cierra el ciclo con un paisaje de vacío absoluto, donde ya no queda más que ruina interior.
Crudo, brutal y sin artificios, este trabajo no busca consuelo ni redención: solo mostrar la verdad desnuda de lo que se pudre bajo la superficie.