A principios de 2018, Bloodbath emprendió la siniestra travesía de la grabación de su quinto álbum de estudio, donde se unió al caótico ritual el nuevo guitarrista, Joakim Karlsson, directamente sacado del culto sueco de black metal, Craft. Con una insaciable sed de lo macabro y lo insondable, "The Arrow Of Satan Is Drawn" marcó un viraje aún más oscuro en la inquietante dirección musical de la banda.
En este álbum, Bloodbath no solo se aventura en las profundidades de lo extremo, sino que desencadena una auténtica tormenta perfecta de caos sonoro. Fusionando lo mejor del death metal, thrash y black metal, el resultado es un despiadado asalto a los sentidos, entregado con la misma ferocidad que caracteriza al clásico HM-2. Los aplastantes riffs que han dominado la escena durante años se unen en una sinfonía de destrucción, mientras las letras exploran temas ocultos y horrores puros.
No contentos con esa oscuridad, Bloodbath lleva su música a un punto de no retorno, y en la pista "Bloodicide", se hace acompañar de un coro blasfemo formado por el diabólico triunvirato de leyendas del death metal del Reino Unido: Jeff Walker de Carcass, John Walker de Cancer y Karl Willetts de Bolt Thrower.
El caos auditivo que es "The Arrow of Satan is Drawn" fue forjado en las sombrías entrañas de Ghost Ward, City Of Glass y Tri-Lamb Studios, a lo largo de los meses de febrero a junio de 2018. El resultado final, una monstruosidad sonora, fue moldeado y perfeccionado por el mago del sonido, Karl Daniel Lidén, en Tri-Lamb Studios.La portada del álbum es una auténtica obra maestra de lo macabro, diseñada por el renombrado artista Eliran Kantor, célebre por su colaboración con bandas de la talla de Testament y Sodom. Esta ilustración, de una sutileza inquietante, arroja una luz cruda sobre la perversión subyacente que se oculta tras el título del álbum. A través de sus trazos, Kantor logra transmitir un mensaje de provocación impía y una amenaza inminente que acecha a cada valiente oyente que se aventura en este abismo musical oscuro y aterrador.
Bloodbath, el titán del death metal de Estocolmo, Suecia, es una entidad siniestra en la escena musical. Esta banda se eleva desde las sombras, formada por miembros cuyos nombres resuenan con reverencia en el mundo del metal: Katatonia, Opeth y Paradise Lost. Su génesis, que se remonta a 1998, se cimentó en una mutua obsesión por el horror y un profundo respeto por los días de gloria del death metal, en particular, las legendarias escenas 'Sunlight' de Florida y Estocolmo, que han dejado una huella imborrable en el género.
'Grand Morbid Funeral', el cuarto y más oscuro lanzamiento de estudio de Bloodbath, es un opus de pesadilla. Fue forjado en las entrañas de los Ghost Ward Studios y City of Glass Studios en Estocolmo, y su mezcla, a cargo de David Castillo, canaliza la podredumbre y el caos en su máxima expresión. Este álbum es una colección de himnos de ultratumba, emergiendo como un ser que ha renunciado a la pulcritud, desafiando valientemente el enfoque a menudo sobreproducido del death metal moderno en favor de la crudeza en su estado más puro.
Las canciones de 'Grand Morbid Funeral' son una letanía de fatalidades, entrelazando melodías mortales con riffs crudos y frenéticos. Pero lo que lo distingue es su oscuridad inquebrantable, que se cierne como una pesadilla insondable. Además, las colaboraciones de figuras icónicas del gore estadounidense, como Chris Reifert y Eric Cutler de Autopsy, añaden un aura macabra a esta obra maestra. Este álbum no es para los débiles de corazón; es un viaje a través del abismo, una oda a la brutalidad sin concesiones y un recordatorio escalofriante de la profundidad de la oscuridad en la música. 'Grand Morbid Funeral' es un viaje hacia lo más profundo de la pesadilla, donde las sombras se retuercen y la música se convierte en el eco de nuestros peores temores.
Este sombrío viaje culmina en once pistas magistralmente ejecutadas cada una de estas es un portal hacia el abismo, una experiencia musical que te sumergirá en las profundidades del death metal más oscuro y despiadado.