Destrucción total, caos absoluto: un cataclismo de war metal forjado en el núcleo ardiente del odio y la negación.
Este álbum doble no es solo música: es una declaración de guerra metafísica, un sacrilegio elevado a arte. Cada acorde es un estallido de blasfemia, cada ritmo, un martillo contra los pilares de la fe moribunda.
WAR AGAINST THE FALSE GODmarca el primer asalto: la aniquilación de la falsa luz, el derrumbe de los templos del engaño, el exterminio de los profetas vacíos y sus ídolos de mentira.
Es la purga del espíritu, la caída de la ilusión, el retorno del hierro y el fuego sobre los cimientos podridos del dogma.
SATANIC WARFAREcontinúa la senda de devastación: la guerra interior, el enfrentamiento del alma con su propia sombra, la dominación de la voluntad pura sobre la carne debilitada.
En sus brasas arde la ascensión del espíritu indomable, templado en el poder luciferino y en la negación absoluta de toda servidumbre.
No hay melodía.
No hay redención.
Solo el rugido del abismo respondiendo al llamado de la guerra.
Caos primordial de black death, grabado en el nombre de la destrucción, sellado con sangre, humo y acero.
SATANIC EMPIRE — nacido en Brasil, consagrado en fuego, destinado a propagar la profanación sobre la faz del mundo.
Desde las entrañas del inframundo metálico, Themalefik retorna con su obra más devastadora hasta la fecha: Covenant of Chaos. Este nuevo álbum no es un simple regreso, sino una invocación armónica del caos, un manifiesto de guerra donde la brutalidad ancestral y la precisión contemporánea convergen en un solo acto de violencia sonora.
El conjunto canaliza la furia primitiva del thrash metal y la arrastra a través de un túnel de fuego, ruido y blasfemia. Aquí no hay concesiones ni ornamentos: cada compás golpea como un martillo de guerra, cada riff es una hoja forjada en hierro y odio. Covenant of Chaos no busca entretenimiento, sino purificación a través de la destrucción.
Evolucionando sobre las cenizas de sus trabajos previos, el álbum encarna la madurez del grupo, capturando la esencia más pura e implacable del género. Sus ocho composiciones forman un cuerpo indivisible: un ritual de aniquilación estructurado con precisión demoníaca, donde la agresión se alía con el control, y la furia se eleva a arte.
Un descenso en ocho actos
El viaje comienza con “Declaration of Desecration”, una apertura sacrílega que despliega disonancias abrasivas y voces que parecen brotar desde un abismo sin fondo. Es el prólogo de la perdición: un anuncio de que lo sagrado ha sido despojado de poder y que la oscuridad ha tomado su trono.
“Crucifixion Curse” cabalga con el ímpetu de la vieja guardia del metal, pero pervertida y acelerada hasta la extenuación. Las guitarras se baten en duelos de furia controlada, mientras las letras escupen herejía y desprecio hacia toda forma de redención.
En “Slaughter of the Innocent”, el vértigo domina. Blast beats frenéticos y riffs de precisión quirúrgica se funden en una tempestad que no concede respiro. Es el thrash metal reducido a su núcleo más brutal: velocidad, violencia y nihilismo.
“Forged in Hellfire” abre con un riff grave y opresivo, como el rugido de un horno infernal que precede a la devastación. La canción se alza como himno a la legión del abismo, un cántico a las fuerzas que renacen entre cenizas y sangre.
El punto de equilibrio llega con “Reign of the Beast”, un medio tiempo monumental donde la melodía emerge entre la devastación. Con solos armonizados y un estribillo imponente, se erige como la pieza más accesible del álbum, sin sacrificar su carácter apocalíptico.
“Ritual of Annihilation” profundiza en la oscuridad, abriendo con percusiones tribales que evocan ceremonias arcaicas antes de desembocar en un torbellino técnico y violento. Aquí, Themalefik demuestra que su caos no es desorden, sino voluntad estructurada de destrucción.
Con “Blackened Skies”, la banda alcanza el paroxismo. Una tormenta de riffs vertiginosos, blast beats a velocidades inhumanas y solos abrasivos que culminan en un clímax de absoluta devastación. Es el sonido del mundo colapsando bajo su propio peso.
Finalmente, la obra culmina con la majestuosa “Covenant of Chaos”, una oda al fin de todas las cosas. Inicia con arpegios sombríos que simulan un instante de calma antes de desatar un vendaval de secciones cambiantes. Su solo final es una síntesis del disco entero: furia, melodía, precisión y caos absoluto. Es el sello de un pacto eterno con las fuerzas primordiales de la oscuridad.
Conclusión
Con Covenant of Chaos, Themalefik no solo reafirma su lugar dentro de la escena extrema, sino que trasciende sus propios límites. Este álbum es una experiencia inmersiva, un viaje que combina la violencia ritual del thrash más despiadado con una ejecución impecable y una atmósfera que rezuma muerte y trascendencia.
Pocos discos del género consiguen canalizar tanta ira, técnica y oscuridad con semejante convicción. Covenant of Chaos no busca complacer: devora, consume y consagra.
Scars Of Divine Rebellion se levanta como una maldición sonora forjada en el núcleo ardiente del caos primigenio, un testamento blasfemo que reaviva el espíritu más abismal del Doom Black Metal noventero. Este álbum no rinde homenaje: profana, demuele y sepulta. Cada riff surge como una daga ritual atravesando el velo entre los vivos y los muertos, invocando la pestilencia sagrada del Dark Metal y la decadencia espectral del Gótico como armas de trascendencia espiritual.
Lo que aquí se manifiesta no es música, sino un acto sacrificial. Las sombras de Rotting Christ, Samael y Varathron se arrastran como serpientes litúrgicas entre los escombros de un templo en ruinas, mientras la voz del abismo convierte la herejía en doctrina. Cada composición es un decreto de guerra contra la luz, una invocación del luciferismo en su forma más cruda y gnóstica, no como blasfemia vacía, sino como trascendencia violenta y reveladora.
Scars Of Divine Rebellion es la apertura del portal final, un descenso irreversible donde el alma se enfrenta a su desgarro divino. Este álbum no promete redención: promete la disolución total en el fuego negro de la gnosis prohibida.
El despertar del abismo comenzará el 02 de Enero de 2026.