Durante más de tres décadas, 1349 ha sido la encarnación viva del black metal en su forma más cruda, implacable y devastadora. Desde que emergieron del submundo helado de Oslo a finales de los 90, estos heraldos del caos han arrasado escenarios en festivales como Wacken Open Air y Hellfest, llevando su liturgia incendiaria por todo el mundo junto a titanes como Celtic Frost, Cannibal Corpse y Carcass. Ahora, tras resurgir de las cenizas de su octavo álbum, The Wolf & The King, la banda libera un nuevo ritual en directo: Winter Mass.
Grabado en los primeros compases tras el levantamiento del confinamiento global, Winter Mass irrumpe con la furia volcánica que solo 1349 sabe conjurar. Sobre el escenario del Parkteatret, frente a una audiencia local sedienta de oscuridad, el grupo desata trece temas que recorren toda su trayectoria, erigiendo un verdadero grimorio sonoro de fuego y caos. Viejos conjuros como “Sculptor of Flesh” desatan un frenesí inhumano, mientras que piezas más recientes como “Striding the Chasm” avanzan con un ímpetu devastador, capturado con precisión brutal por el artista Kim Diaz Holm, quien ilustró la portada mientras hacía headbanging en pleno foso.
“Siempre estaré aquí / En todos los sentidos y en todos los tiempos”, ruge Ravn en la blasfema “I Am Abomination”. Tras treinta años de existencia indomable, aquellas palabras dejan de ser promesa para convertirse en sentencia: 1349 permanece, ardiente y eterno. Winter Mass es una invitación directa a presenciar el fuego infernal en su forma más pura, allí donde la oscuridad jamás dejó de respirar.
La banda húngara de death metal ANGERSEED regresa desde las sombras con “Rapture is Mine… Glory is Ours”, un álbum que marca un renacimiento tras años de silencio y adversidad. Este trabajo es la culminación de un proceso duro y corrosivo, y refleja la voluntad férrea de la banda —especialmente de su líder, Peter D. Maniak— de abrirse paso a través de la oscuridad.
Maniak asume un control creativo absoluto: compone, estructura y define cada pieza del disco, redibujando el sonido de Angerseed hacia una forma más sombría, opresiva y despiadada. El álbum mezcla death metal clásico con una agresividad técnica afilada: riffs densos, medios tiempos pesados, blastbeats implacables y estructuras que respiran violencia ceremonial.
Las letras mantienen la introspección crítica del pasado, pero ahora se adentran en un territorio más místico, simbólico y oculto, creando un concepto subterráneo que atraviesa el álbum sin revelarse completamente.
Con ocho temas principales y cerca de 45 minutos, este es el trabajo más compacto, disciplinado y oscuro de su carrera. El cierre llega con un tema extra en húngaro, una pieza distinta y cargada de significado, que condensa los 33 años de trayectoria de Maniak y esconde claves para quienes escuchen con atención.
“Rapture is Mine… Glory is Ours” no es solo un retorno: es la proclamación de una nueva era para Angerseed, más severa, más profunda y completamente forjada en la oscuridad.